Empezamos un nuevo curso y, como casi siempre después del paréntesis veraniego, lo hacemos con renovadas fuerzas y, a pesar de la "famosa crisis", hasta con un cierto optimismo vital que invita a la esperanza. No obstante, hablar de que los ODM (=objetivos de desarrollo del milenio) planteados hace 10 años por la ONU se pueden conseguir dentro de 5 es, hoy por hoy y con la que está cayendo, casi imposible.
En un mundo globalizado, marcado desde siempre por profundas desigualdades, se antoja difícil que los que mejor viven (y entre los cuales tenemos la suerte de encontrarnos) se pongan de acuerdo y dediquen todos los recursos necesarios para acabar, por ejemplo, con uno de los retos más importantes planteados: el hambre en el mundo. Cierto es que han habido avances en este sentido y en otros como sanidad, educación, etc. pero el 2015 está a la vuelta de la esquina.
La Economía como ciencia ha demostrado hace tiempo que es posible mejorar la distribución de la riqueza en el mundo. Lo que parece muy difícil demostrar es que haya voluntad política para ello, que los más ricos acepten serlo un poco menos para que muchos puedan salir de la pobreza. En este sentido, ojalá la crisis sirva para darnos cuenta de que vivimos en un mundo cada vez más interdependiente, que todos estamos en el mismo barco (entiéndase planeta Tierra) y, por tanto, se hace necesario aunar esfuerzos para progresar en el bien común (pensemos en las consecuencias del cambio climático, de las guerras, del terrorismo internacional, del racismo, de los fanatismos religiosos, etc.)
Los 192 países de Naciones Unidas se reunirán entre el 20 y el 22 de este mes para darle un empujón a estos objetivos. Y, a pesar de que alguna conocida ONG como Oxfam, parece no tener muchas esperanzas en las acciones concretas que salgan de esta nueva cumbre del milenio, confiemos en que "el sueño todavía es posible", ¿o no?
Más información:
Europapress.es Objetivosdelmilenio.com
El ritmo vertiginoso al que ha crecido la población mundial –de 1.600 millones a principios del siglo XX a los 6.800 millones actuales– y el presunto aumento del consumo en todos los órdenes por cada habitante del mundo desarrollado hace dudar a muchos de la capacidad de nuestra «madre Tierra» para regenerarse y cubrir a tiempo las necesidades de todos. Algunos de los recursos naturales se agotan de manera irreversible, si bien es cierto que aparecen otros nuevos. Pero ¿es suficiente?. 
