Si echamos un vistazo a la historia, la respuesta es clara: sí, son inevitables. En efecto, desde hace mucho tiempo se estudia en los manuales de Economía aquello de los "ciclos económicos", esto es, que después de un periodo de "vacas gordas" viene otro de "vacas flacas". Por tanto, después de una etapa de prosperidad como la que hemos vivido en los últimos años (al menos en el mundo desarrollado) toca ahora "apretarse el cinturón".
Hay, incluso, quién va más allá y dice que todo esto forma parte del necesario equilibrio universal (vida-muerte, bien-mal,... prosperidad-crisis.) También, que es el fruto de la codicia humana: cuanto más tenemos, más queremos. Y, como ya se sabe, "la avaricia rompe el saco".
Partiendo de esta hipótesis, la buena noticia es que debemos aprender de experiencias pasadas similares, que las hay, (la experiencia es la madre de la ciencia) y ser capaces de reducir la intensidad de ésta o de las futuras crisis que faltan por llegar. La pregunta es ¿cómo? y la respuesta probablemente tenga que ver, especialmente en este caso y porque la actual crisis económica tiene un marcado carácter financiero, con un mayor control de los Estados sobre los sistemas financieros nacionales, así como el control por parte de algún organismo supranacional sobre el sistema financiero internacional (por aquello de que estamos en un mundo globalizado).
En fin, que aunque sabemos que en Economía no hay bolitas mágicas para predecir el futuro, parece que el reciente anuncio de la Reserva Federal americana en el sentido de intervenir con 700.000 millones de dólares para comprar los activos bancarios "tóxicos" va en esta línea: mercado libre sí, pero más controlado. Otra cosa será saber si los verdaderos responsables de todo este lío "pagarán el pato" o "se irán de rositas" y tocará, como casi siempre, a los contribuyentes más vulnerables cargar a sus espaldas las desagradables consecuencias de este "desaguisado".
Hay, incluso, quién va más allá y dice que todo esto forma parte del necesario equilibrio universal (vida-muerte, bien-mal,... prosperidad-crisis.) También, que es el fruto de la codicia humana: cuanto más tenemos, más queremos. Y, como ya se sabe, "la avaricia rompe el saco".
Partiendo de esta hipótesis, la buena noticia es que debemos aprender de experiencias pasadas similares, que las hay, (la experiencia es la madre de la ciencia) y ser capaces de reducir la intensidad de ésta o de las futuras crisis que faltan por llegar. La pregunta es ¿cómo? y la respuesta probablemente tenga que ver, especialmente en este caso y porque la actual crisis económica tiene un marcado carácter financiero, con un mayor control de los Estados sobre los sistemas financieros nacionales, así como el control por parte de algún organismo supranacional sobre el sistema financiero internacional (por aquello de que estamos en un mundo globalizado).
En fin, que aunque sabemos que en Economía no hay bolitas mágicas para predecir el futuro, parece que el reciente anuncio de la Reserva Federal americana en el sentido de intervenir con 700.000 millones de dólares para comprar los activos bancarios "tóxicos" va en esta línea: mercado libre sí, pero más controlado. Otra cosa será saber si los verdaderos responsables de todo este lío "pagarán el pato" o "se irán de rositas" y tocará, como casi siempre, a los contribuyentes más vulnerables cargar a sus espaldas las desagradables consecuencias de este "desaguisado".
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